Protectores Ambientales

Los municipios constituyen un eje primordial para la gestión ambiental. Por esta razón, la formación tanto del Intendente, como de las personas vinculadas con las municipalidades es un elemento decisivo para ampliar las posibilidades de un acertado manejo de las situaciones ambientales locales.

La formación de protectores ambientalistas municipales esta contemplada en la legislación provincial como un mecanismo de participación ciudadana. Partiendo de los funcionarios medios de las municipalidades, sus colaboradores, y las comunidades relacionadas con ellos, es uno de los aspectos de mayores repercusiones para impulsar acciones efectivas de mejoramiento ambiental. Pero esta formación no debe estar constituida por conferencias y simples informaciones, sino insertarse al proceso mismo de la labor promotora ambiental en el ámbito de los municipios.

Es decir, el proceso formativo será en sí mismo parte de la realización de una reflexión organizada sobre las acciones de recuperación ambiental municipal. En los procesos formativos ambientales es clave lograr la actividad de los grupos de la población, informados y motivados a la búsqueda de soluciones y a la ejecución de acciones en esa dirección.

El protector ambientalista es un impulsador de acciones referidas a la situación ambiental de los grupos humanos con los que se relaciona. El objetivo de su labor es, en consecuencia, buscar que las personas y los grupos conozcan y comprendan los problemas ambientales que existen en su localidad, barrio o sector, para que de allí se origine una acción consciente destinada a lograr soluciones y a establecer mecanismos de prevención.

Desde este punto de vista, el protector ambientalista municipal desempeña un papel de orientación, de apoyo a los grupos con los que trabaja. Es un elemento de ayuda a la reflexión y acción organizadas, no un sustituto de la gestión comunitaria. Para su labor debe partir del convencimiento de que en todo proceso motivado y propiciado, es preciso un acompañamiento, un apoyo indirecto, un estímulo.

Por ello, no debe contentarse con ser un impulsador de tales acciones, sino constituirse en un auxiliador constante y dispuesto a atender tanto las propuestas, requerimientos y sugerencias de individuos aislados como de grupos organizados.