Anaclara Pugliese
(Arroyo Seco, Santa Fe, 1989)
Publicó La sombra de las nubes (Editorial Municipal de Rosario, 2017), Megafauna (Mentazines, 2019), Nieves (Mentazines, 2024) y Suma de intensidades (autoedición, 2024). Actualmente vive en Rosario, donde estudia, escribe y enseña.
poemas
Poesía popular
Si me vieras desnuda casi ni me reconocerías
en el inodoro con el pelo revuelto debo verme como
recién parida, demasiado blanca
y con los músculos sin contraer parezco
el borrador de mí misma, después tirada
en el sillón pálida voy a elegir
la película más rara y única
sin fuerza para pasarme en limpio.
Extraño el consumo de masas
estar reunida alrededor de la tele
muchas personas o casi todo el pueblo
en el cine a las ocho o muchas personas
muchas más personas casi
toda la humanidad mirando el fuego
todas las noches la misma peli
hecha de luz movimiento.
¿Alguna vez la poesía fue una cosa de las masas?
Dicen que muchas abuelas sabían poemas de memoria
y podían recitarlos hasta el final de sus días
como si fuera su canción favorita
o como un padre nuestro antes de dormir.
Mi profesor de literatura dice que sí
que podías usar poemas para conquistar a tu chico
como un estribillo que se te pega
y lo cantás cuando elegís tu crema enjuague
cuando leés en la góndola
la etiqueta de tu champú
y ni te das cuenta. Perdón por decir
la palabra poema en un poema
perdón por usar metáforas de la escritura para hablar de la vida
cuando dije borrador de mí misma y sobre todo
perdón por dejar en evidencia el acto performativo
de mi poema cada vez que pido perdón.
Si llevara este borrador a un taller me tacharían
todas las veces que dije poema y todas las veces que
cambio el ritmo pidiendo disculpas
y así ¿cuál sería el sentido para mí?
No se metan estoy tratando de resolver
este asunto que tengo con el mundo
y no sé arreglar las cosas hablando
si cuando había que hablar siempre
prendíamos la tele.
¿Alguna vez la poesía volverá a ser popular?
Sería emocionante que en el súper dos mujeres con changuito discutan:
-Mi parte favorita es cuando dice que no puede pasarse en limpio.
-No. La mejor parte es cuando pide perdón y después pide perdón
por haber pedido perdón.
Y que la cajera se meta y diga:
-La leí.
Iluminó una parte del mundo que no tenía luz.
Una parte del mundo que no tenía corazón.
Se siente como si lo hubiese escrito para mí.
Esto es un asunto entre
el mundo y yo
entre la poesía y el mundo
es una cosmogénesis de dioses gigantes
que luchan acá adentro
dios poesía y dios mundo
como un cuento de hadas
el mundo es horrible y la poesía le da un beso
y lo convierte en el príncipe o
ella es el hada madrina que nos llama
-ey, ustedes, vengan, miren esto
es bello
conmovedor
luminoso
no se habían dado cuenta?
y pasa un trapo sobre las cosas
que quedan limpias.
Como en las películas que veíamos
juntos después de la cena
la voy a nombrar tres veces en el espejo mientras me peino
así aparece y le pregunto: yo acá
apretándome los granos
rodeada de frasquitos soy
poesía o mundo?
Honestidad poética
Me gustaría que esto te suene familiar.
Caerte bien, tan bien
como si me conocieras de toda la vida.
Seguro alguna vez alguien te puso una pomada para el catarro en el pecho
y con un secador de pelo te calentó y el ruido del motor
hizo que te quedaras dormida.
Puede que este poema te suene.
Me gustaría que te dé paz.
Como el motorcito de un gato.
Un sutil terremoto inalámbrico que te ayuda a dormir.
Este es mi secreto: te suena porque
de verdad es igual a otro.
Qué triste olvidarme de todo.
Yo leo y olvido.
Leo y olvido.
Perdón por mi escasa nula capacidad de
enroscar las letras como un papiro y hacerme cada vez más y más gruesa.
Me gustaría que cuando leas
vos misma te sientas leída
demasiado abierta
y que lo copies en tu cuaderno.
Copiar debe ser el acto más inocente de amor.
Perdón a quien sea que le haya copiado este poema.
Simplemente olvidé quién sos
aunque alguna vez te quise
y ahora a mi modo te estoy queriendo.
Tenés que repetir para sentirte en familia.
Como una amiga a la que le copiás la manera de enroscar el pelo con un lápiz.
Acá quiero que te sientas en casa.
Acá podés estar en pantuflas toda despatarrada
o atarte el pelo con un gancho y usar tu remera enorme.
Ahora pensá en sonidos que se repiten
ondas que se superponen y hacen un colchón.
Una cascada:
……………………..
Viento sobre pinos:
………………………
Olas de mar:
…………………..
Me emociona que te emocione
y solo te emociona si me emociona.
Lo único no hace sistema y se pierde para siempre.
Una serie de hilos hacen tu abrigo.
Una de ladrillos una casa.
Una serie de días toda tu vida.
Y una serie de personas tu corazón.
Un amor que te recuerda otro que te recuerda otro
que te recuerda otro y así llega justo hasta
vos adentro de la panza de tu mamá
relativamente única entre otras miles de millones
que eran vos y no eran.
Me emociona si sé que puedo emocionarte
y si pongo emoción
esa emoción se multiplica.
Solo quiero crear una copia de lo que siento adentro tuyo
hacerte un bebé emocional
que crezca lentamente
una patita, otra
las manitos enrolladas
mirá esa carita, lo ves?
es tuyo y mío.
Al pelo
Para qué estás ahí?
La nariz para respirar
los ojos la boca pero vos
estabas ahí para decirme
quién era nene y quién nena.
Para indicar con los peinados de qué año son
las fotos familiares.
Cuando mi abuelo era joven para que los varones
tuvieran permitido una vez al mes que otro varón
le acaricie la nuca con un pincel.
En las películas si el protagonista se rapa
es que está rompiendo con el mundo
como si quisiera cortarle la parte enferma.
Órgano sensitivo o expresivo?
cualquier cambio en la composición corporal lleva tiempo pero
gracias a vos sin pagar unas vacaciones de sol
o meses en el gimnasio
gratis fácil
democrático para los que no tenemos constancia
ni recursos para rellenarnos la cara cortar
ese flequillo un centímetro más
nos rejuvenece.
Todas esas madrugadas de
ahora sí, esta sí soy yo
frente al espejo
como una escultora que sabe
que su diosa se esconde en
el bloque de piedra
nomás hay que
quitar lo que sobra
un mechón
otro otro
otro
(en cualquier momento aparecerá
mi diosa).
Gracias por estar en cada catástrofe
dispuesto a ser eliminado
yo te corto como esas lagartijas que largan
su cola para sobrevivir.
Mi hija
Todas esas horas perdidas jugando a la mamá.
Ahora tendría una hija grande, diecisiete años.
Compraríamos ropa en la peatonal, yo le diría
te gusta esta? la llevo para mí y te la presto.
Podría verla en el probador con una remera sin espalda
y ver en vivo por primera vez mi espalda.
La llamaría para decirle me peleé con una amiga.
Ella también me contaría cosas y yo le diría: en mi época era mejor.
Estaría al tanto de las nuevas tendencias amorosas.
Me encantaría que cocine para mí recetas con ingredientes de moda.
Que saque de un cajón mis lentes viejos y quiera usarlos para hacerse la rara en una fiesta.
Le diría que soy vieja para que me diga: má, no sos vieja.
Le diría que si quiere plata para la fiesta tiene que cortar el pasto del fondo y le tiraría la gorra.
Y cuánto sale quedarme a dormir en lo de Juli?
1 pasto completo y podar la enamorada del muro.
Y unas vacaciones?
Todo un mes de ir a pasear al perro.
Y un tatuaje?
Quedarse un fin de semana en la casa de la abuela.
Tener una hija sería un motivo serio para decir que no tengo tiempo.
Me volvería su anacronismo
como la monarquía inglesa
saludaría el presente desde el balcón para después servirme un té.
De Suma de intensidades
Dos sueltos
Todas las noches él salía a fumar a la vereda.
Cuando me llevaba de la cama de mi mamá a la mía
mi cabeza en su cuello sabía que había estado afuera
en silencio mirando el cielo.
Pienso en la última tarde que pudo estar de pie
con mi ayuda frente al espejo afeitándose como
la imagen definitiva.
Debe ser por eso que dibujé en mi espejo un cenicero
y el recordatorio de que fumo desde los 14 años.
Yo no tengo a nadie que me rompa los cigarrillos y los tire al tacho.
Ningún cuerpo que trasladar a medianoche de una habitación a otra
que al día siguiente me recuerde todo lo que hago mal.
Mi mamá? solo arriba del Renault 12 cuando apoyaba un pie en el suelo
le sacaba una pitada a mi papá antes de llegar a las reuniones familiares.
La primera vez que fumé delante de ella fue cuando me lo merecía:
un chico de la ciudad me había dejado la respiración en pausa.
Ahora soy la pesada que en las fiestas pide que le armen uno,
aunque cuando vuelvo de la escuela o del gimnasio
compro dos sueltos desde hace años.
Apenas llegó al barrio y puso su kiosco
Gustavo me preguntó si estaba dejando.
Hace diez años que estoy dejando.
Hasta que dejé en serio tres meses
y ya no nos vimos más.
Ayer volví y me dijo qué te pasa
que estás fumando de nuevo?
Pasa que
mi abuelo también se murió.
Y Martincito, mi médico.
Y Beto Roma.
Y Ana Gaudio, la profe de geografía.
Y mi profe de ciencias sociales de la primaria.
Y casi todos los tipos del barrio
que fumaban mientras arreglaban autos o radiadores o pintaban casas.
Yo los veía trabajar y con el pucho en la boca
tenía la sensación de que trabajar no les cansaba.
Con un pucho en la boca
una puede estar ausente de sí misma.
Dicen que cada cigarrillo quita siete minutos de vida.
Es literal porque esos siete minutos
que una está mirando la nada
adónde se van?
Cuando llegó la radiografía
vimos una manchita en el izquierdo y otra en el derecho
y eso quería decir: inoperable.
Ahora veo pasar chicos de Rappi con el viento en la motito
que le apaga el pucho o se lo enciende
y su existencia parece un poco más liviana.
Porque sí
en las fiestas tiran humo para volver a las personas medio ensoñadas
y cuando los muertos aparecen en las películas
o tu yo del pasado
o dios
camina sobre humo.
Con las volutas todos los contornos se ondulan.
El gris del humo vuelve opacos los colores.
Todo se acerca más al blanco y negro.
Así sí puedo entender el punto
de Gustavo que
dos puchos sueltos le digo y cuando le estaba pagando
me invitó a salir.
Una chica que fuma es
lo suficientemente deseable:
mitad sucia mitad
desvanecida.