Matías Heer

(Buenos Aires, 1984)

 Poeta, disquetraductor, editor por espasmos, articulero, “hago ruidito” y montajista de videoenchastres. Codirigió Colección Chapita (2008-2014), el centro de estudios poéticos Embalse, Gimnasio de poesía (2011) y la editorial de poesía experimental Slimbook (2020-2023). Publicó Siete payadas londrinas y un rmx (Salta y Perú, 2025), Uwu (Fadel&Fadel, 2024), Crisis y belleza (Nutrias espaciales, 2024), Yo³ (Gigante, 2014), entre otros títulos. Actualmente desarrolla el proyecto de poesía expandida Grupo Fin del Mundo (grupofindelmundo.com.ar) y la productora J.P.V. (la Jorge Polaco Vuelve) que se puede ver en su canal de YouTube www.youtube.com/@lajotapeve

poemas

Inútil

Mientras estoy tirado en la terraza de mi casa,

raspándome los dedos contra el suelo de concreto,

pienso en que si hubiese estudiado algo quizás

no estaría preocupándome ahora por los trabajos

no calificados en los que me voy a tener que anotar

dentro de unos meses. Sin embargo, tengo cosechados

en mi memoria 136 poemas, de algunos recuerdo

sólo los comienzos, de otros frases sueltas y muchos

completos. Pero nadie evaluó mi conocimiento y eso

complica un poco la veracidad de lo que sé

para los empleadores estatales y privados. No me arrepiento:

acumulo cosas en mi mente por placer y no pretendo

que nadie confisque mis ideas en los catálogos

estandarizados de lo que se debe o no

saber. Por otro lado, de todos mis trabajos

tengo algo que enseñar: de cuando fui cajero

cómo meterse billetes entre los dedos sin que la cámara

lo registre, de cuando cocinaba patys en la cancha

la intensidad naranja con que caía la tarde por detrás de las gradas

entre el humo fibroso del paco que fumaban

mis compañeros, de cuando fui telemarketer

cómo persuadir a los clientes para que te cuenten

las historias que te salvan las noches donde el fracaso

se acuesta en la cama y mira fijo como se asquean

tus dedos del cigarrillo. Ahora, que soy cadete

sé cómo llegar a cualquier parte de la ciudad, puedo armar

cualquier tipo de lámpara con los materiales más ridículos

y aprendí en detalle cada uno de los colores

de las telas de Once, poniéndoles nuevos nombres

según las torpes inclinaciones que toma la luz

en los días lluviosos, donde suelo ser uno de los pocos clientes

que se detiene a secarse las manos con la pana exhibida. Pero

nadie puede evaluar eso y, por lo tanto, no voy a encontrar

ninguna remuneración que me quite esta pobreza

de la ropa que uso hace siete años. Mejor así, mientras

más inútil sea mi conocimiento para el resto de la sociedad,

voy a poder seguir aprovechando esta terraza

y el sol enfriándose en mi cara sin que

ninguna presión de clasificación interrumpa

la vagancia de saber las indiscreciones

que me hacen sonreír cuando todo parece suspendido

y sólo mi imaginación puede activar el movimiento laico

de las molduras prehistóricas de las nubes.

 

 

de Crisis y Belleza (Nutrias Espaciales, 2024)

Aedes aegypti

Línea costera, nubes, ventilador,

estómago y zapotes y humedal:

lluvia, al fin, mosquito y cerebro,

sudor, así mezclado, gaseoso,

intuición, gota, drena, hierve, vena,

un ángel de la selva drena sudor,

un leve mareo, un blend, las palmas

rojas, las palmas con coco verde,

fiebre, delfín, fermento y náusea,

de mosquito a humano, ángel y nave,

de una lluvia un huevo a un boquete en el ARN,

nave espacial, transporte minúsculo de sangre,

balde de agua, electrolitos, sudor y pollo,

orín, batería, nubes, lluvias y monedas

de plata, plata coloidal, ajo y sol,

agua en bidón, mareo de día, de

noche también, tarde rosa,

perro, calle, vapor, sarna,

metal sabor, metal sabor,

metal, sabor metal, sabor,

batería y piel, gel, colchón y sol,

calma avenida y precios altos,

fiebre alta y temporada baja,

flotador, snorkel, derrames serosos

y a veces choque, choca el ADO,

moto, pierna, hueso, carne

cruda al sol, ardor y piedritas,

aliento y de egipto, barriles en barcos, olas,

paracetamol, palmera, mareas y ronchas,

templo, casa, tumba, habitación,

vómitos, ronchas, deudas más alfa,

alfa privativa, aedo, vómitos,

parásito cantor de un egipto de mosquitos,

sueños, colchón húmedo, áspero, sudor seco

trata y vida, precarización,

hotel de propinas y fiebres,

big farma mafia, hemorragia, plata,

drogas duras, caribe y una tostada,

sangrado de mucosas, insomnio,

temor y depresión, arena

en el cerebro, otro blend,

un pipazo, melanina,

lenta deformación de la heladera

antes compacta ahora vaporosa,

mis piernas se alargan, el ventilador

me las trae de vuelta, se detiene,

el ventilador se detiene,

el ambiente se calma, baja

la tensión, se fue la luz,

el pueblo pierde un temblor,

un fondo y lentamente la selva

se introduce: hojas, aves, mapaches,

tlacoaches, ratones, gatos, gecos,

escucho la marcha de hormigas en la palmera,

whatsapp y el mundo sigue con su dinámica,

habitaciones ocupadas, vacías, eco,

la palmera se evapora, el mensaje se pierde,

no sé si estoy en el balcón o en la cama,

me muevo lento y deforme,

huésped de un virus y habitaciones,

nos abrazamos pero no, la membrana 

de calor y el leve mareo nos confunde,

un animal retraído en los bosques,

al niño se lo comió una jauría de perros,

los perros tenían dueño, abrí

ventanas, no olía a nada.

 

 

de Crisis y Belleza (Nutrias Espaciales, 2024)

16

Esa idea de palta infinita

ya se afinó, ahora sale en plata 800,

500, 900, según. Esa idea

de mango infinita se afinó,

ahora sale 500 la unidad,

en barrios más pudientes 1000

en barrios menos pudientes

no hay mango, plata no sale.

La palta y la plata se oscurecen

con el tiempo, la plata compra

el brillo del mango que se llena de moretones

con los días. Ya venía golpeado por dentro

el mango,  golpeada por fuera

la plata. Antes era infinito el mango

la palta, la plata nunca fue infinita,

ahora es más finita que de costumbre

el mango, la pala.

 

 

de Uwu (Fadel&Fadel, 2024)

9

Y ahí viene la moneda única.

Qué cara de moneda única.

Carísima. La moneda lúnica.

 Ahí viene. Viene implica

que quienes vienen tienen

un horizonte que se les va.

Y nadie viene sin su ida.

Y ahí viene la moneda única

que parece no temer ida

sino que es la vida.

Hola moneda, hola

cómo es que te gasto

en pasto, me dice,

qué asco, le digo,

qué tacto, me vicia,

qué pacto, le he,

no, no es pacto

es trato no no es

trato es tregua

no no es tregua

es yegua no no es

mengua es deuda.

La moneda única ahí viene.

Hola moneda, hola única,

sola moneda, dola y púnica.

 

 

de Uwu (Fadel&Fadel, 2024)

Canto al interior

Estaba desnudo sentado en una piedra

y se me metió un gusanito en el culo.

El problema fue el egreso, no el ingreso,

lo fecal salía, lo animal quedaba:

se arropaba el gusanito en mi intestino,

cada vez más, cada vez más, y sentí lástima.

Qué solo el gusanito está en mis vísceras.

Así que me confundí en la piedra misma

y sin esfuerzo me entró una hormiga.

Pero qué cambia una hormiga y un gusanito

dentro mío solos ambos. Abrí el pecho,

abrí la cola al sol y me entró una mosca.

Un gusanito, una hormiga y una mosca

hacían rancho aparte, cada uno

alambraba mi interior ¿distinguen

el monte de mi adentro? ¿así fui monte?

Pese a que habitaban mi cerebro intestinal

no me hacía de su venida.

Así que volví al monte, al río, me senté

en medio del río, dilaté a la corriente

un pez fue dentro y tropé lento cuesta arriba

hacia la tormenta, el ano a la crecida

y entraron varios nogales, un caserío,

maleza y piedras, y el gusanito, la hormiga,

la mosca y el tardío pez, tuvieron monte

dentro mío. Era fuera por dentro, por fuera

seguía Marzo y yo diciendo

me yo, pensando en la soledad de un mundo

que veo desde afuera.

 

 

de Siete payadas londrinas (Salta y Perú, 2025)