Viviana Ayilef
(Trelew, Chubut, Puelmapu, 1981)
Nació en Trelew, ciudad en la que vive. Es Profesora, Licenciada y Magister en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, donde trabaja como docente. Publicó los libros de poesía Agua de Otoño / Kelleñü (Fondo Editorial Provincial, 2011), Cautivos (Mandala, 2013), Meulen (Lo que puede un cuerpo) (Espacio Hudson, 2017), Mailen (de autora, 2020), Ayün / Memorias del Agua (Espacio Hudson, 2023) y Choz Rayen (Las Guachas, 2024). También publicó Malvinas en fragmentos (FEP, 2011, reedición 2022), una compilación de narrativa histórica y Los Cositos (SADOP, 2017), anecdotario infantil.
Sus poemas forman parte de Desorbitados. Poetas Novísimos del Sur de la Argentina (ed. Cristian Aliaga, 2009), Kümedungun / Kümewirin. Antología poética de mujeres mapuche (siglos XX-XXI) (eds. Mabel Mora Curriao y Fernanda Moraga García, 2010); Antología Federal de Poesía Región Patagonia del CFI (ed. Samuel Bossini, 2014); Con nuestra voz estamos. Escritos plurilingües de docentes, alumnos, miembros de pueblos originarios y hablantes de lenguas indígenas (Plan Nacional de Lectura, Ministerio de Educación, 2015); Reuëmn. Poesía de mujeres mapuche, selk´nam y yámana (eds. Cristian Aliaga y Juan Paulo Huirimilla, Espacio Hudson, 2017 y 2020); Antología de poesía del sur argentino: Patagonia literaria VI (eds. Claudia Hammerschmidt y Luciana A. Mellado, INOLAS, 2019).
Actualmente participa del proyecto de investigación Biopoéticas del sur: resistencias y disidencias a la biopolítica estatal en el sur de Argentina y Chile (Corporalidades, archivos y textos literarios: S. XIX, XX Y XXI), junto a sus compañeros del Centro de Estudios de Lenguas y Literaturas Patagónicas y Andinas. También es miembro del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Literarias de la Patagonia.
poemas
La primavera es esto...
La primavera es esto:
tiendo temprano mi cama
sacudo las sábanas para que se lleve el aire lo que no soñé
eso que estuvo rondando
de lo que tantos rituales me cuidaron para que no llegue a mí,
descansando.
Riego mis plantas y mientras sonrío les digo por lo bajo
gracias plantas
gracias por sobrevivir, antes
otras plantitas murieron por mí
sacrificaban su energía y lo daban todo hasta que ya no podían más.
La primavera es esto para mí:
llegar a un momento de mi vida en el que no me sacrifico yo
ni las plantas
ni mis hijos
ni la gente de mi círculo afectivo, nadie
nunca más
se volverá a inmolar por la causa
por ninguna causa
ajena
al amor
y al respeto.
Llegar a la primavera es haber aprendido a cuidarse
a ponerle límites a la maldad
aprender a amarse
haber pasado la vida al servicio de otros y llegar a la mediana edad
de la vida
con una serie de decisiones tomadas en base a las heridas,
ahora cicatrices.
La primavera es levantarse muy temprano y correr las cortinas
poner la pava y pensar
¿palo de piche,
menta
manzanilla como siempre,
o qué?
Esas decisiones son cruciales este día
en que comienza otro mundo a andar en patitas en medio de la tempestad
y nosotros
nuevecitos
ligando otra chance que nos da la vida para darle dignidad,
qué regalo.
El sentido de mi vida esta mañana
cuando la primavera llega con viento y el cielo está muy nublado
es ese tulipán
amarillo
en el patio,
el año pasado lo arrancaron a un día de florecer
ahora vuelve.
El sentido de mi vida esta mañana es la temperatura justa para el agua
los pájaros ahí afuera, haciendo sus líos
la sensación de que el orden puede regresar
tranquilito
como enredadera.
Después de la juventud,
previo a la vejez:
es la primavera.
Para que el sosiego exista abro un cuadernito
anoto en la hoja primera una intención
ordeno mis libros
imagino a mis padres
observando contentos cómo ya llegó la claridad.
La primavera es esto para mí:
estoy en calma.
Las mujeres de mi pueblo se saludan con dos besos y detienen el abrazo
Las mujeres de mi pueblo se saludan con dos besos y detienen el abrazo
lo sostienen por un largo rato
se sonríen
a veces lloran también de alegría luego de ese abrazo
y vuelven a mirarse
lento
sonríen desde los ojos
y las ancestras también se sonríen
en ese momento danza la memoria
la sangre se mueve y un único útero trabaja de nuevo
un niño nace por acá
otro más allá
la alegría de un pueblo se mece en las aguas
los hijos son la memoria
el tiempo
mantiene
allí su equilibrio.
No estamos aquí puestas solas
caminamos con los hombres
los ancianos
las ancianas
las piedras que dicen y el árbol
que acompaña desde arriba
idéntico corazón mueve el hilo de nuestros caminos
mar y río
agüita de la montaña que baja y da vida
menuco
trayenco
mari mari kushe
mari mari fucha
mari mari ullcha zomo
mari mari weche wentru
mari mari ngen co
mari mari pu ngen
kom.
A veces en ese abrazo sacamos también nuestra pena
quedamos ahí suspendidas juntando los corazones
la pena de nuestro pueblo es muy vieja
pero es siempre nueva
muy larga para contarla
muy presente para no nombrarla
la pena de un genocidio
de una violencia racial que no cesa
en lo cotidiano
la pena de no poder estar
existiendo como pueblo.
El abrazo junta todo
se pasa urgente la pena y la alegría se levanta.
Las mujeres de mi pueblo sacan fuerza del abrazo
útero su corazón
pensamiento su mirada.
Las mujeres de mi pueblo
ese abrazo
que teje.
Las mujeres de mi pueblo vuelven a las aguas
Las mujeres de mi pueblo vuelven a las aguas
miran con firmeza desde allí
toman su energía y la devuelven
yo me acuerdo
no las vi
pero tampoco hace falta ver las cosas para recordarlas
nuestra memoria se acuerda
la sentimos
como plantitas que crecen a la orilla somos
vinimos luego de la tempestad
nacimos de su semilla
tenemos en nuestros cuerpos el conocimiento necesario para saber cómo volver
tras de cada golpe
porque siempre habrá un golpe
emprendimientos mineros
megaproyectos
centrales hidroeléctricas
forestales
productores de aluminio
foros consensos
políticos
intendentes de las ciudades turísticas
cómplices
siempre habrá quienes quieran condenar la vida
enfermar las aguas
encerrar un río
encauzarlo
poner presa su ternura
escondida
subterránea
sola
apenada
circulando sin nosotros
un montón de cosas pasan en el río
por el río se trasladan nuestras almas cuando ya partimos
el río de aquí
el río de allá
mismo río
los ríos son nuestra madre nuestro padre
en el agua la plegaria
siempre hubo hay y habrá quienes no comprendan
las formas del agua
pero siempre habrá un ancestro azul que vuelva
y nos indique
desde lo más cierto de las aguas
dónde todo existe
dónde todo puede renacer
y porqué se defiende.
Choz Rayen
pero ¿qué hace
esa flor amarilla
en el jardín de este patio?
¿y cómo sobrevivió,
de qué manera corrió el tallo a la pala encarnizada?
¿para qué brilla esta mañana
a quién le da su razón
de qué manera está erguida
qué estructura la sostiene
si ya la han arrancado, y no una
muchas veces
florcita pequeña
de qué vertiente
en qué agua
de dónde
sacas
el color?
No conformes con el daño causado
No conformes con el daño causado
a los cuerpos
fueron por la memoria
a tapar el sonido del mapudungun
el sonido günuna
a separar lo que nombra
de su forma física o material
de las fuerzas que evoca
quisieron retirar la energía
de las cosas
pero la memoria llega como un río en estos tiempos
el primer genocidio no se nombra
no existían expresiones que pudieran designar al arreo de personas
o la profanación de los cuerpos en el desmenuzamiento
nunca se nos hubiera ocurrido sacar de la tierra las cabezas de los muertos
para hervirlas
en beneficio de la ciencia
no se llamaba “bautismo” la tarea de nombrar
de ningún modo lo hacían ni los asesinos ni los infiltrados del progreso
no era “toponimia” el newen de la mapu
venía desde lo antiguo
dónde miraban tus ojos
Tropachun?
desde cuál espacio hoy nos observás, ayudando
a juntar los pedazos
cada nombre con su parte?
este lago no es Mascardi, su nombre es RELMÜ LAFKEN
el Fitz Roy es CHALTÉN
este curso de agua es el KURU LEUFU
el árbol que dicen sagrado es PEWEN,
se dice LAWEN a esa planta que alivia, sin ningún latinismo
nuestros muertos son los KUIFIKECHE, que nos guían.
Esta memoria se llama TROPACHUN.