Biomasa

Valorización energética de residuos de poda

El proyecto tiene como objetivos principales abastecer de energía eléctrica y térmica a los habitantes de las localidades involucradas, como también, reducir la emisión de los denominados “gases de efecto invernadero”, reemplazando la generación tradicional por energía renovable, o bien, la posibilidad de ampliar la matriz eléctrica hacia estas nuevas energías, desencadenando a su vez, una contribución tanto en el desarrollo social como productivo.

La energía derivada de la biomasa respeta y protege el ambiente, generando nuevos puestos de trabajo, integrando comunidades energéticamente vulnerables, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero como se destacó con anterioridad, convirtiendo residuos en recursos, movilizando inversiones y promoviendo el agregado de valor y nuevos negocios en el país.


Según estimaciones realizadas, en Argentina se generan residuos forestales que superan los 5 millones de toneladas anuales. Estos, se apilan y se queman cerca de las plantaciones y/o aserraderos emitiendo a la atmósfera aproximadamente 2,5 millones de toneladas de carbono, que es el principal “gas de efecto invernadero”. Es por esto, que hay que enfocar nuestra atención en este problema, tratando de disminuir la generación de residuos y/o reutilizando los mismos, siendo este último uno de los objetivos más destacados del correspondiente proyecto.


Cabe destacar que la biomasa es una de las fuentes de energía renovable más confiable, la misma es constante y se puede almacenar, lo que facilita la generación de energía térmica y eléctrica. La Argentina se destaca por su alto potencial energético gracias a la gran producción de Biomasa que se produce anualmente y, es en el país y puntualmente en la provincia de Santa Fe, donde ésta radica en abundancia.

A pesar de que el ramaje en los suelos aporta ciertos beneficios como reciclaje de nutrientes y protección del suelo contra erosión, su acumulación excesiva produce riesgos de incendio y fomenta la aparición de plagas. Al emplear la biomasa como combustible se eliminan residuos, desechos y aguas residuales que son fuente de contaminación del subsuelo y de las aguas subterráneas. A su vez, se aprovechan los residuos sin necesidad de quemarlos sobre el propio terreno con un mejor uso de las tierras.

También, es necesario destacar que el aserrín acumulado en los bosques o en los aserraderos constituye un depósito y un foco para la propagación de hongos que provocan la podredumbre de árboles. El aserrín supone también peligro de incendios y puede tener efectos ambientales negativos debido a su descomposición que involucra la liberación de gases peligrosos.


El aprovechamiento energético de la biomasa no contribuye al aumento de los gases de efecto invernadero, dado que el balance de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera es neutro. En efecto, el dióxido de carbono generado en la combustión es reabsorbido mediante la fotosíntesis en el crecimiento de las plantas necesarias para su producción, y por lo tanto, no aumenta la cantidad de gases presentes en la atmósfera. En comparación con la gasolina hay una disminución de la emisión de dióxido entre el 45 – 75%, siendo este un dato alentador.

Provisión de biomasa.
Según cifras del Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, se estima que la cantidad de residuos sólidos producidos por cada habitante es aproximadamente 1,15 Kg por día en Argentina. Por lo tanto, anualmente se estima una generación de 16,5 millones de toneladas en total de residuos. Así también, en Argentina se estima que se generan residuos forestales superiores a los 5 millones de toneladas anuales, los cuales se apilan y se queman cerca de las plantaciones y/o aserraderos emitiendo a la atmósfera dióxido de carbono.